Resumen
La Parasitología Agrícola se enmarca en las disciplinas científicas Entomología, Acarología, Fitopatología (Micología, Bacteriología, Nematología, Virología) y Ciencia de la Maleza, principalmente, considerando también a roedores, aves y otros organismos que afectan la producción agrícola; hace énfasis en especies dañinas (plagas), y benéficas que puedan considerarse en programas de manejo integrado de plagas; el objetivo es lograr el menor daño de plagas, microorganismos, etc. para obtener los máximos rendimientos posibles por unidad de producción, rentabilidad económica, sanidad de alimentos derivados del campo, calidad de productos para consumo humano, uso industrial, etc., con la filosofía de respeto a la naturaleza. Otros nombres utilizados para para este campo, son Fitosanidad y Sanidad Vegetal. En la práctica, conlleva la atención también a problemas parasitológicos forestales, de tipo médico veterinario, de productos y granos almacenados, de sanidad urbana, de Entomología Forense. La FAO (Food and Agricultural Organization), señala que los insectos plaga, microorganismos fitopatógenos y malas hierbas, pueden disminuir hasta el 30 % de la producción mundial de alimentos en campo, y más del 40 % en almacén, según las circunstancias. En este orden de ideas, 3.5 billones de humanos están afectados por enfermedades transmitidas por mosquitos (Fernández et al., 2011). Baste lo anterior para ver la importancia de esta área científica y profesional. A manera general, sin ser exhaustivos, se presentan algunas notas antecedentales de las disciplinas parasitológicas en México; las culturas precortesianas debieron conocer insectos que incidían negativamente en plantas que consumían como alimento o que afectaban su salud, o bien, insectos que les fueron útiles, como la cochinilla del nopal, el gusano del maguey, abejas melíferas y lepidópteros que producen seda (Llorente, 1990). Michán y Llorente, (2002) señalan que el Dr. Francisco Hernández (1570-1577), participó en el estudio de los Insectos de la Nueva España, y Martín de Sessé & Lacasta (1751-1808) y el pintor Atanasio Echeverría, aportaron 19 láminas con 30 especies de lepidópteros. En 1879 la Sociedad Agrícola Mexicana y el Instituto Médico Nacional, impulsaron el estudio de la Entomología y D.G. Bilimeck, describió insectos y arácnidos cavernícolas. Eugenio Dugés (1833-1895), describió especies de insectos, e hizo estudios sobre taxonomía y ciclos de vida de coleópteros; dejó sin publicar 10 tomos de una Coleopterografía Mexicana, que están en la UNAM. Entre 1879 y 1915 se publicó la obra inglesa Biología Centrali Americana, editada en más de 50 volúmenes, donde se documentan 33,502 especies de insectos. Entre 1865 y 1941 La Gaceta Médica de México publicó 11 artículos sobre insectos (Michán & Llorente, 2002). A finales de 1800 y principios de 1900 se establecen en la Escuela Nacional de Agricultura-Chapingo varias carreras, entre éstas la de IngenieroAgrónomo, que ofrecía los cursos “ZoologíaAgrícola” y “Parásitos de Vertebrados Domésticos”. En la Carrera de BotánicaAgrícola, se impartían las materias “Parásitos Vegetales de las Plantas que se Cultivan en el País”; “Microbios Patógenos y Zimógenos” y “Teratología Vegetal”; En 1908 la Carrera de Ingeniero en Hidráulica programaba la materia de “Parasitología Vegetal”. En 1919 la Carrera deAgrónomo ofrecía “Nosología de los Vegetales” y “Entomología Agrícola”. El ingeniero Jose Jorge Gutiérrez Samperio, en su conferencia “Setenta Años de Sanidad Vegetal”, comentó que la sanidad vegetal inició en México a finales de 1890s, cuando Alfonso L. Herrera definió los insectos plagas de las frutas e intercambió experiencias con miembros de la “Academia de los Estados Unidos de Norteamerica”. A principios de 1900 se formó una comisión para el control biológico de la langosta, utilizando un hongo entomopatógeno; en el país, se han realizado acciones de control biológico desde los 40´s cuando se introdujo a Aphelinus mali para controlar al pulgón lanígero de la manzana y a Eretmocerus serius, para combatir a la mosca prieta de los cítricos Aleurocanthus woglumi (Jiménez, 1999). La Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar, fundada en 1906, en Ciudad Juárez, Chihuahua, en sus programas de estudio incluía cursos de disciplinas parasitológicas, hasta 1996, año en el que, desgraciadamente, fue cerrada. La Escuela Regional de Agricultura Antonio Narro, ahora Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, inició sus actividades en 1923 en Buenavista, Coahuila, y el plan de estudios programaba en 1925 las materias de “Zoología y Entomología”, “Patología Vegetal y “Microbiología”. En 1951 como Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro, habilitó el Departamento de Entomología y en 1952 el Departamento de Fitopatología. Cursos de Nematología se ofrecen a partir de 1956, de Malas Hierbas a partir de 1972 y de Acarología a partir de 1981 (García, 1985). En 1978 nace el actual Departamento de Parasitología Agrícola que ofrece materias parasitológicas en los niveles de licenciatura, maestría y doctorado (García, 2018). En 1929 nació el Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma México (UNAM) y en este mismo año se instaló el Laboratorio de Entomología (Johansen, 1985). Novelo (1985) comenta que la Entomología en esta institución se empezó a impartir en 1950. El Laboratorio de Acarología de la UNAM se fundó en 1977 (Hoffman, 1985), y en 1983 se ofreció, por primera vez, en esta universidad, el curso de Introducción a la Acarología (Cramer, 1985). La Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), instaló en 1938 el primer Laboratorio de Enseñanza e Investigación en Entomología, y en 1938 y 1939, los que ingresaban a la ENCB podían optar por la carrera de Entomólogo (Aguirre, 1985). Así mismo, fue la primera institución en México donde se impartió un curso de Acarología en 1965, y donde la Doctora Anita Hoffman fundó el primer Laboratorio de Acarología en México (Bassols, 1985). El Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, abrió la Escuela de Agricultura y Ganadería en 1948, ofreciendo cursos de disciplinas parasitológicas. En 1964 había en México 14 instituciones que realizaban investigación entomológica (77 investigadores), solo en seis existían 17 investigadores con nivel de doctorado, tres de los cuales estaban adscritos al ITESM (Reyes, 1998). El primer congreso de Entomología y Fitopatología se realizó en 1956 en la Escuela Nacional de Agricultura, Chapingo, México. Hoffman (1985), comenta que la Sociedad Mexicana de Entomología abrió una sección especial para la Acarología en sus congresos. La creación del “Colegio de Ingenieron Agrónomos” las “Sociedades Mexicanas de Entomología y Fitopatología” y la “Asociación de Ingenieros Agrónomos Parasitólogos” (1967), se atribuyen a Ricardo Coronado Padilla. En 1960, El “Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA)” inició actividades. En 1985, se fundó el “Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). Desde su origen, este instituto puso especial interés en la parasitología a nivel nacional, contando con la participación de numerosos investigadores. El Primer Congreso Nacional de la Sociedad Mexicana de la Ciencia de la Maleza se realizó en Torreón, Coahuila en 1980, y el Primer Congreso de la Sociedad Mexicana de Control Biológico se celebró también en Torreón, pero en 1989. El Colegio Superior de Agricultura Tropical fundado en 1968 y cerrado en 1985, administraba las especialidades de Parasitología Agrícola, Fitotecnia y Zootecnia. El Departamento de Entomología ofrecía cursos a Fitotecnia y Parasitología y tenía activas las líneas de investigación Control Biológico, Control Integrado, Taxonomía y Acarología (Murillo, 1985). El Instituto de Ecología fue creado en 1974 (Reyes, 1985) y desde entonces ofrece cursos Parasitológicos en los niveles de maestría y doctorado. Actualmente, prácticamente todas las universidades del país que ofrecen carreras para el campo, o que forman biólogos y Q.B.P, entre otros, incluyen en sus programas de estudio materias parasitológicas en diferentes niveles académicos. En México, la Parasitología Agrícola, como tal, nace en 1935, en la Escuela Nacional de Agricultura-Chapingo, cuando se fundó la Especialidad de Parasitología. La Facultad de Agrobiología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, abre ésta especialidad en 1958. El Colegio de Posgraduados inicia sus actividades en 1959, como parte de la Escuela Nacional de Agricultura (ahora Universidad Autónoma de Chapingo) y desde entonces tiene activa la maestría y el doctorado en Fitosanidad. A partir de 1965, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, ofrecía la Maestría y Doctorado en Parasitología Agrícola, desafortunadamente, este posgrado desapareció. La Universidad Autónoma de Sinaloa, en su Facultad de Agronomía de Culiacán, abre en 1968, la Especialidad de Parasitología, que a partir de 2005 cambia a Ingenierio Agrónomo en Protección Vegetal, y en la ahora Facultad de Agricultura de Juan José Ríos, que desde 1976 formaba Ingenieros Agrónomos Especialistas en Parasitología Agrícola, a partir de 2005, como extensión de Culiacán, se homologa, formando Ingenieros Agrónomos en Protección Vegetal. La Universidad Autónoma Agraria Antonio NarroBuenavista, Saltillo, en 1978 crea el Departamento de Parasitología, donde ofrece la licenciatura desde esa fecha, la maestría a partir de 1985 y el doctorado a partir de 2002; en 1983, la UAAAN abre la licenciatura en Parasitología en su Unidad Laguna. Actualmente, todas estas instituciones, excepto el ITESM, están formando parasitólogos en diferentes niveles académicos. Algunos aspectos a considerar en el futuro para la formación de Parasitólogos. Generales: dar seguimiento a las políticas de calidad de la educación superior del país y a reglas del comercio internacional, ya que en ambos casos se espera se endurezca y profundice su operatividad. Docencia: modernizar y actualizar planes y programas de estudio a tono con la evolución de las disciplinas parasitológicas, problemas de la agricultura, requerimientos de calidad de alimento, necesidades sociales, de la industria, etc.; atender el proceso de enseñanza-aprendizaje con tecnología educativa de comunicación e informática moderna; acentuar la formación práctica en campo y laboratorio; mejorar los diagnósticos fitosanitarios en laboratorio y campo, utilizando instrumental moderno, sofisticado, preciso, acentuando en el uso de técnicas moleculares, microscopía de alto nivel, microfotografía, drones, entre otros. Diferenciar claramente la formación de parasitólogos con licenciatura, maestría y doctorado. Investigación: generar y reevaluar umbrales económicos; búscar enemigos naturales eficientes; priorizar proyectos de Ecología, comportamiento, Taxonomía, etc. cuya información apoye al desarrollo y establecimiento de programas efectivos de Manejo Integrado de plagas; dar prioridad a problemas económicos concretos. Desarrollo: establecer programas de extensión y educación continua. En fin, formar parasitólogos que resuelvan problemas. Las Asociaciones Científicas que tienen que ver con la Parasitología Agrícola en México, son la Sociedad Mexicana de Entomología, la Sociedad Mexicana de Fitopatología, La Sociedad Mexicana de Control Biológico, La Sociedad Mexicana de la Ciencia de la Maleza, e Ingenieros Agrónomos Parasitólogos. Michán & Llorente, (2002), refieren 65 revistas científicas mexicanas donde se han publicado artículos de Entomología. Revistas mexicanas donde se publican artículos parasitológicos son, entre otras, Folia Entomológica Mexicana, Entomología Mexicana (SME), Revista Mexicana de Fitopatología (SMF), Vedalia, Entomofago, Resúmenes de Congresos, Boletín Informativo (SMCB), Agrociencia (Colpos), Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas (INIFAP), Dugesiana (U de G), Agraria (UAAAN), Acta Zoológica Mexicana-nueva serie (IE), Memorias de Congresos Nacionales de SOMECIMA, Revista Mexicana de la Ciencia de la Maleza, Series Técnicas de ASOMECINA, Serie Sanidad Vegetal (SARH), Fitófilo (SARH), Revista Bio Ciencias (UAN). La Revista Bio Ciencias publica en ésta número especial dedicado a la Parasitología Agrícola, 11 artículos científicos, todos de excelente calidad, que enfocan problemáticas importantes, donde se aporta información valiosa, que refleja el interés y esfuerzo de investigadores, que hace a la Parasitología Agrícola en México un campo científico vivo, muy activo y sin duda, altamente pertinente socialmente.
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